No entiendo la moda:

Sepan ustedes disculparme, hoy les hablaré de un tema tan banal como el de la moda. Lo que ocurre es que llevo un par de días sumido de forma involuntaria en ella.

No soy sin duda el más indicado para hablar de esto, ya que uno apenas llega al standard de elegancia que le hace ir por la vida sin sentimiento de ridículo.

Mucho se ha dicho sobre los Oscars, lo cual siendo los premios de cine más mediáticos existentes, no es de extrañar. Pero lejos de las películas y los candidatos a recibir el galardón se ha hablado mucho de como iban vestidos los nominados.

Esto último debo decir que no por suceder año tras año deja de sorprenderme. Esto de la moda no hay quien lo entienda.

La moda ha avanzado y evolucionado tanto, que suceden cosas que escapan a mi alcance.

Hace algún tiempo supe de la existencia de complementos con poderes, si, al estilo “Superman”. Sirva de ejemplo a lo citado anteriormente las pulseras power-balance que aumentan características humanas tales como fuerza o flexibilidad sin entrenamiento alguno, solo con llevarla sobre la muñeca, así a modo de anillo del poder de Saurón. Si señores, el futuro es hoy.

Incluso fíjense ustedes cuan verde estoy en este tema que aún me sorprendo cuando sale en la televisión alguna que otra señora entrada en años y “entendida de la moda” con un sombrero con algún que otro helecho sobre él, simulando un bello jardín ambulante. Que primoroso resulta a la vista.

Por vestir, ya se viste y adorna hasta la forma de nuestro cuerpo, deformándolo y transformándolo como si se tratase de moldeable plastilina. Cuerpos, a mi conservador parecer extraños, alienados por múltiples sustancias, agujas y hasta finos y delicados toques de martillo que crean obras de arte similares en cierto grado al arte clásico, como el “David” de Miguel Ángel, ver la nariz de Belén Esteban.

En fin, no me extrañaría que como en la leyenda, algún día un niño diga que el rey está desnudo…