El catolicismo y otras gaitas:

Ya sabrán pues queridos lectores por donde van a ir los tiros en este artículo. En una semana en la que Libia y Japón han copado los medios, han salido también otras noticias de menor calado. Como creo que tanto de Libia como de Japón está todo dicho, o casi, me centraré pues en una de esas noticias que podríamos calificar como secundarias. Bueno, mejor dicho, hablaré de dos.

La primera es el asalto de cuatro jóvenes a la capilla de la Universidad Complutense. La segunda es la rectificación de Estrasburgo aceptando ahora los crucifijos en las aulas.

Empecemos por el principio pues. Hace unos días, unos jóvenes entraron en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid, se quitaron en el altar la ropa, mostraron algunas consignas en contra del catolicismo o mejor dicho en contra de sus valores, y dos de ellas que eran lesbianas se daban un beso. Todo esto ante la mirada incrédula de los feligreses que allí estaban y que no daban crédito a lo que estaban viendo. El resto ya los saben, declaración de los acusados y puesta en libertad.

Muchos son los que a raíz de este asunto han alzado la voz y han pedido una Universidad pública laica, asunto este en el que coincido de pleno. Si el Estado es aconfesional, así lo deberían ser también los servicios que ofrece a sus ciudadanos. Ahora bien, con lo que no puedo mostrar mi aprobación es con la actitud de estos chicos. Según dicen lo hicieron en señal de protesta contra la Iglesia, lo que representa y sus actitudes retrógradas ante ciertos asuntos (asuntos tales como el preservativo o los homosexuales). Creo no se puede pedir respeto si tu no lo das. Dicho de otra forma y aplicando para ello un ejemplo práctico, no podemos pedir a ETA que deje de asesinar si nosotros matamos a sus integrantes (sobra decir que como no lo hacemos, tenemos todo el derecho del mundo a pedirles que dejen las armas).

Abordado ya el primer aspecto, entraré ahora en el segundo, que es el que de más mala leche me pone y del cuál quiero hacer un análisis más profundo y detallado.

Este caso empieza en 2002 cuando una madre italiana denunció que sus dos hijos estudiaran en un aula presidida por un crucifijo. El Tribunal de Estrasburgo dijo que de eso nada, vamos que le dio la razón a la mujer. El Estado italiano se veía obligado a retirar de las clases el crucifijo y a pagar por daños morales a la señora 5.000 euros. No quedando el Estado conforme con esto, apeló. La sentencia que se ha conocido en estos días, ahora da la razón a Italia. Esto es de locos. La decisión de si en las aulas debe o no haber crucifijo, queda en manos ahora de cada gobierno. De nuevo nos han estafado como a primos. Dicen que el crucifijo no afecta directamente al niño ni a su formación si no se usa como elemento adoctrinante. Yo digo una cosa, lo que seguro no afecte al chaval será no verlo, lo otro a ciencia cierta nadie lo sabe.

Debo retroceder ahora dos años en el tiempo y verme sentado en un aula, con una cruz frente a mi y un profesor impartiendo la siempre polémica asignatura de religión. En la clase por explicar, no se explicaba nada, la rutina a esa hora era formar pseudodebates en los cuales los que teníamos algo que decir eramos callados -deja participar a tu compañero-decía mi maestro (se entiende que mi compañero ni quería ni sabía decir nada al respecto, estaba en la última fila, comentando el fin de semana anterior o lo bien que había jugado el BarÇa). El pseudodebate de aquel día era sobre la decisión de Estrasburgo de no permitir en las aulas los crucifijos. Al "tío"(al cual estaba obligado a soportar) no se le ocurrió otra que traer una cruz y colgarla, - les afecta en algo- preguntó, ¡no! respondieron como borregos muchos alumnos. Tres personas más o menos(no recuerdo con exactitud) lo mirábamos con ese recelo de gacela que no se fía ni un pelo del león. En estos términos transcurría todo cuando alcé la mano y ni corto ni perezoso le planteé al hombrecillo que a final de curso había de evaluarme: - ¿ Que le parecería a usted que en las aulas de este instituto, en todas y cada una, hubiera un pequeño Buda, o una Media Luna, o una Estrella de David? Tras esto el tipo me miró con aire de superioridad, se sonrió y...bueno Roberto (nombre ficticio), ¿que opinas de todo esto?

Pase toda la clase con la mano en alto, en busca de una respuesta que jamás me fue dada, jamás me cedio el turno para hablar. Con este ejemplo, verídico cien por cien lo que quiero decir es que así van las cosas, ahora mismo, la religión en concreto, todo sujetadito con pinzas, tapadito bajo un velo (que literalmente solo usan las mujeres de musulmanes, pero que figuradamente es utilizado por muchas otras religiones).

El tribunal de Estrasburgo dice que decidan los Estados. Pues bien, ya les adelanto a ustedes querido lectores lo que van a hacer las naciones: NADA EN ABSOLUTO, igual que tampoco hacen muchas otras cosas por no meterse en berenjenales. En España lo dicho anteriormente es fácilmente ilustrable, ¿o es que todo el mundo quiere seguir manteniendo al rey en su castillo?

Un Saludo