Incierto. Esta sería la palabra más adecuada para calificarlo.
La vida es cambio. Todo es una permuta constante, así también ocurre en los medios de comunicación. En este sentido se pronunció Anthony Smith (Presidente de la Fundación Hill, Universidad de Oxford), "la industria de la información ha vivido numerosísimos cambios para ir adaptándose a los tiempos que corren".
Al principio fue la prensa escrita, después surgió la radio y posteriormente la televisión. Cada vez que nacía un nuevo medio se decía que terminaría con el anterior. Lo cierto es que no fue así, todos los formatos consiguieron sobrevivir, y han llegado hasta nuestros días.
Hoy vivimos, una vez más, un periodo crucial con la llegada de Internet. Quizás no sea tan riguroso como el resto de medios ni trate la información de la forma más correcta, ahora bien, lo cierto es que aporta una inmediatez hasta ahora desconocida. De nuevo, los medios van a tener que renovarse para conseguir permanecer y complementarse.
Una vez dicho esto, debemos entrar a valorar cuáles son los principales retos de esta industria. El primero al que debemos hacer mención por ser el más importante y fundamental, es el económico. Se reducen costes de producción y distribución; en este aspecto la prensa digital es formidable desde el punto de vista empresarial. Lo pavoroso en este aspecto es la irracional gratuidad de la información en la red. Se ofrecen al lector numerosos artículos con imágenes e hipervícunlos en un formato óptimo para la lectura, sin obtener el medio ningún beneficio por ello (salvo el de la publicidad). En palabras de J-M Nobre - Correia esto debe cambiar: "si la información es el fruto del trabajo de grupos de periodistas que recogen, seleccionan, verifican, tratan y jerarquizan los hechos de actualidad, hay que asumir que este proceso requiere de un coste relativamente elevado".
La prensa está teniendo que asumir enormes pérdidas, lo que se traduce en despidos y cierres de medios. En el caso de los despidos se producen en formas tales como reducción del número de corresponsales en el extranjero o se prescinde de muchos free-lances y cronistas. De igual modo los equipos de redacción, producción y administración disminuyen de forma notable. En cuanto a los cierres de medios, no siempre es así y a veces se producen fusiones, o simplemente se produce un cambio de propietarios. Un ejemplo claro de esto, es el reciente cierre de la cadena de información CNN+ en España, fruto de la fusión de dos grandes compañías audiovisuales.
Debemos tratar además el periodismo ciudadano. Hoy cualquier persona con una conexión ADSL puede crear una web o un blog desde el cual puede comunicar, aportando su punto de vista particular y en general, colgar cualquier tipo de información. Dándose esta circunstancia, el periodista-profesional debe demostrar su valía en cuanto al tratamiento de textos, aportando un valor añadido que no pueda ofrecer el ciudadano común.
Observamos además la importancia de redes sociales donde los potenciales usuarios se comunican entre sí y comparten entre ellos contenido de todo tipo. Es importante pues tener presencia en ellas y conseguir una "identidad digital" conveniente.
Otro punto importante es el de la "segmentación de audiencias". Emergen nuevos canales televisivos, nuevos diarios y un sin fin de medios audiovisuales. El cuerpo social se ha fragmentado y dentro de una misma población pueden existir intereses distintos e incluso contrarios.
Así mismo, destaca el declive de los grandes medios tradicionales. No es fácil percibir como estos van en decadencia, en proporción inversa al crecimiento de los digitales. Esto último, por sí mismo, no tiene porqué ser negativo. Como afirma Cossete Castro: "los medios digitales y las nuevas plataformas tecnológicas podrán colaborar para el surgimiento de nuevos oficios, empleos y también colaborar para el desarrollo sustentable de la región a partir del uso de las TICs y del proceso de inclusión digital de la gente".
Para concluir este artículo aportaré una visión de carácter personal sobre el futuro de los medios.
Una cosa está clara, Internet ha llegado para quedarse, son muchos incluso los que han nacido con esta tecnología y bajo ninguna circunstancia estarían dispuestos a abandonarla.
Los medios tradicionales como tal están tocando a su fin. Tanto las cifras como la arrolladora creación de medios en este formato avalan esta sentencia.
El periodista actual tiene que adaptarse a trabajar en la red, adaptándose y explotándola al máximo. La web 2.0 es un ejemplo claro del gran potencial que este nuevo sistema ofrece.
Los tiempos actuales exigen informadores, reporteros y redactores multitarea capaces de adaptarse a la fugacidad de las veleidades y eventualidades.
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